Francis Ngannou termina el enredo por el título de los pesos pesados en UFC 270 contra Cyril Gane. Continúa el amargo conflicto con el jefe de la liga Dana White
Francis Ngannou sigue siendo el rey de los pesos pesados de la UFC, algo que no parece gustarle al jefe de la multimillonaria compañía.
En el UFC 270 de pago por visión, el camerunés nacionalizado francés derrotó a Ciryl Gane por decisión unánime a los puntos para coronarse campeón indiscutible de la división.
El duro Ngannou se había asegurado el título en marzo de 2021 con un brutal nocaut sobre Stipe Miocic, pero luego Gane había conseguido una versión interina del título en su ausencia contra Derrick Lewis en verano.
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Ahora que Ngannou ha derrotado a Gane a los puntos, ha devuelto la claridad al panorama deportivo. Sin embargo, continuó un conflicto abierto con la UFC y su presidente Dana White: a diferencia de lo que es habitual, White no entregó el título a Ngannou personalmente y también se mantuvo al margen de la rueda de prensa posterior al combate.
Ngannou y la UFC en el cierre del contrato
Ngannou y su empleador están en un clinch no del todo manejable sobre el contrato de Ngannou y los términos de sus defensas del título.
Incluso el verano pasado, fue sorprendente la rapidez con la que la UFC le exigió otra pelea – y que un campeón interino fue rápidamente coronado cuando Ngannou se negó.
El hecho de que la UFC luche duramente por las condiciones financieras y de otro tipo de las peleas con sus propias estrellas, que están bastante mal pagadas en comparación con otros deportes que generan mucho dinero, ocurre todo el tiempo. En el caso de Ngannou, ha llegado al punto de cuestionarse su futuro a pesar de su victoria.
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«No me siento un hombre libre», dijo tras el combate, «no me siento bien tratado. Es una pena que esté en el punto de tener que decir algo así».
Boxing on the back foot
Ngannou se habría convertido en agente libre si hubiera perdido la pelea y, a pesar de que la «cláusula de campeón» sigue vinculándolo, ahora coquetea con el hecho de que tiene otras opciones y también podría sentarse fuera de su contrato en caso de que haya una nueva disputa.
Este hombre de 35 años, que creció en la pobreza y que en un principio quiso ser boxeador, sacó a relucir la idea de que podría volver a ello: «El boxeo está en mi bolsillo. Algún día quiero hacerlo. No voy a pasar mi vida aquí».
No obstante, Ngannou dejó claro que su impulso deportivo no ha disminuido: En los prolegómenos del combate, se habría roto un ligamento interno y también se habría lesionado el ligamento cruzado. Los médicos le habrían desaconsejado el combate, se arriesgaría a sufrir daños permanentes; Ngannou se arriesgó.
Otro conflicto que fue un tema alrededor de la pelea: Gane es parte del establo del ex entrenador de Ngannou, Fernand López, con quien se peleó. López y Ngannou se ignoraron completamente el sábado por la noche.