El odio en el fútbol no es infrecuente. Pero a veces traspasa todos los límites, e incluso hace que entre en juego la ley, como ha descubierto ahora un aficionado en Inglaterra
Hace unas semanas, un aficionado fue detenido durante el partido de segunda división entre el Sheffield Wednesday y el AFC Sunderland (0:3) por burlarse de un niño muerto para provocar a los seguidores del Sunderland.
El niño vilipendiado era Bradley Lowery, ferviente seguidor del Sunderland, que padecía un extraño cáncer… y que falleció en 2017 con tan solo seis años. Durante su tiempo de sufrimiento, el pequeño se convirtió en una figura importante en el AFC y aún hoy es homenajeado por los hinchas.
Como el hombre se había burlado ahora del niño fallecido, las fuerzas de seguridad intervinieron, también para suprimir cualquier consecuencia negativa de tal provocación en una fase temprana. La policía de South Yorkshire acusó al visitante del estadio detenido de atentar contra la decencia pública. Las imágenes del incidente circularon por Internet y el Sheffield Wednesday condenó enérgicamente la ofensa
El caso también llevó al sistema judicial a tomar medidas, y trajo consecuencias para el infractor. La agencia de noticias británica PA informó el viernes de que el agresor fue condenado a doce semanas de prisión, pena que fue conmutada por una condena condicional de 18 meses. Además, el hombre de 32 años, que admitió haber «alterado el orden público», deberá realizar 200 horas de trabajo no remunerado.
«No pensó: ¿qué demonios estoy haciendo?», habría dicho el juez encargado, Marcus Waite, según PA. El jurista también subrayó que, aunque el comportamiento del acusado fue vergonzoso, también mostró remordimientos e incluso perdió su trabajo tras el incidente.