Octavio, Tiberio, Nerón o César: Roma ha dado a luz a muchas grandes personalidades, pero en el mundo del fútbol solo hay un príncipe de Roma: Francesco Totti. Ahora ha concedido una entrevista irónica.
Francesco Totti ya tiene 48 años y hace años que colgó las botas. Su popularidad en Roma no se ha visto afectada, y cuando la leyenda viviente Totti aparece, todas las miradas se vuelven hacia él. Y el romano también es consciente de su estatus. «Si te llaman leyenda, significa que has hecho algo importante y significativo. Te conviertes en leyenda cuando ya has recorrido tu camino en el fútbol», dijo Totti al margen de un evento en Roma, según informa Retesport.
El carismático jugador también habló de su carrera, que ha transcurrido íntegramente en el AS Roma, algo realmente inusual incluso en su época. «Quería cumplir mi sueño, vestir la camiseta de la Roma y quedarme allí toda mi carrera», reveló Totti y añadió: «Teniendo en cuenta lo que he conseguido en mi carrera, me alegro de que la gente me vea así. Si la gente te ve de una determinada manera, significa que has logrado algo importante». Pero a la pregunta de si había un heredero deportivo, respondió de forma lapidaria: «¿Mi sucesor? Aún no ha nacido».
Maradona y Federer como ídolos
Pero, ¿qué habría sido de Totti si no hubiera seguido el camino del futbolista? «Me habría hecho gasolinero, me gusta el olor a gasolina», dijo bromeando y reveló que si no hubiera triunfado en el fútbol, habría probado suerte en el tenis. Por cierto, Totti vincula el deporte blanco con un jugador excepcional muy especial, al que también considera su ídolo: «Roger Federer es el tenis, igual que Diego Maradona es el fútbol». A Totti también le gusta que lo comparen con el argentino, pero se niega a ello porque «nadie puede compararse con él. Maradona es la pelota redonda, no quiero que me comparen con él».
Pero Totti también es objeto de veneración, y así lo reveló la anécdota más loca que le ocurrió alguna vez por parte de un aficionado. «Lo más extraño fue que un aficionado se detuviera para besarme los zapatos y los pies», cuenta la leyenda del Roma, que aún se sorprende: «Te ríes porque no te crees que una persona pueda hacer algo así».