El australiano Nick Kyrgios dice que se esfuerza por no volver a ser visto como un matón del tenis en el US Open.
Sin embargo, el finalista de Wimbledon ya ha sido multado con 7500 dólares estadounidenses por su conducta desordenada durante su victoria en segunda ronda contra el francés Benjamin Bonzi. El aumento de las multas no ha tenido hasta ahora «ningún efecto» en Kyrgios, dijo la entrenadora nacional de tenis Barbara Rittner a eurosport.de: «Su tolerancia a la frustración parece ser muy baja».
Además, Kyrgios ya ha ganado 278.000 dólares sólo por llegar a los octavos de final del último torneo de Grand Slam del año, 37 veces su multa. Sin embargo, en la ronda de los 16 mejores, el temperamental australiano podría llegar a sus límites emocionales: El lunes por la noche (1.00 a.m. CEST/Eurosport) le espera el defensor del título y número uno del mundo, Daniil Medvedev, que aún no ha cedido ni un solo set en sus tres partidos hasta ahora.
«Para alguien que ha tenido problemas de concentración en su carrera, realmente estoy tratando de mantener la cabeza baja y jugar punto por punto», dijo Kyrgios, de 27 años. Pero dijo que le resultaba difícil en el ambiente siempre inquieto de las instalaciones de Flushing Meadows Park: «Aquí hay muchas distracciones, y también abucheos. La gente dice cosas. Tengo que tener cuidado con lo que digo».
Ese plan no había funcionado después del partido contra Bonzi. Antes de escupir airadamente en la cancha e insultar a su propio equipo en el palco de jugadores, se había quejado al árbitro por el olor a marihuana en la segunda sesión: «¿No les recordará otra vez que no lo hagan?».
