En el Atlético de Madrid, Antoine Griezmann, que sigue perteneciendo al FC Barcelona, es a veces calienta banquillo, a veces gana partidos… y luego vuelve a ser calienta banquillo. Todo se debe a un plan astuto.
El Atlético de Madrid ha marcado cuatro goles hasta el momento en su camino hacia un inicio de temporada aceptable (seis puntos tras tres partidos). Dos goles han sido obra de Álvaro Morata, que siempre ha sido titular en el equipo de Diego Simeone, y los otros dos de Antoine Griezmann, que ha salido del banquillo en los tres partidos, el último como autor del gol en la victoria a domicilio en Valencia.
¿Podría Simeone probar los dos juntos ahora? Bueno, eso es algo que rara vez se puede esperar que ocurra con los Rojiblancos, y hay una razón cada vez más obvia para ello.
El ahora jugador de 31 años Griezmann, que se trasladó allí desde el Atlético en 2019 por unos 120 millones de euros, sigue siendo, de hecho, propiedad del FC Barcelona, que tiene una cláusula muy específica en el contrato de cesión de dos años. La cláusula establece que los rojiblancos tendrán que pagar una cuota de compra de 40 millones de euros si el francés juega más de 45 minutos en más de la mitad de los partidos del Atlético.
Suspendido en el minuto 60
Como esto ya había ocurrido 30 veces la temporada pasada, los capitalinos, que tampoco quieren pagar el sueldo de Griezmann en el futuro, se ven ahora prácticamente obligados a utilizar a su goleador sólo muy esporádicamente, como ha ocurrido hasta ahora. El campeón del mundo siempre fue sustituido poco después del minuto 60.
Así pues, Griezmann podrá marcar todos los goles importantes y tardíos que quiera, y el sábado (18:30) probablemente tendrá que volver a sentarse en el banquillo contra su antiguo equipo, la Real Sociedad. Sin embargo, ya no hay una cláusula.