Lituania tiene una gran tradición baloncestística, tiene hambre de medalla y podría causar muchos problemas al equipo alemán.
El baloncesto siempre ha sido el deporte número uno en Lituania: los bálticos ya fueron campeones de Europa en 1937 y 1939. En los tiempos modernos, se añadió otro título de campeón de Europa en 2003. Visto así, Lituania no tiene tantos títulos en su haber, pero suele ser una de las mejores selecciones, y así es también en esta ocasión.
Desde hace siete años, Lituania tiene hambre de medalla, que espera volver a conseguir en 2022. Kazys Maksvytis se hizo cargo del equipo que se tambaleaba después de que se perdiera la clasificación olímpica, le dio la vuelta al equipo y forjó una unidad que puede -y quiere- conseguir grandes cosas.
No sólo una fuerza bajo la canasta
El gran hombre Jonas Valanciunas (New Orleans Pelicans) es la estrella del equipo, pero Maksvytis ha conseguido que Domantas Sabonis (Sacramento Kings) -también un hombre grande contrastado- trabaje junto a Valanciunas. Sin duda, el arma más fuerte de los bálticos será su juego bajo la canasta, y eso también podría ser un problema para el equipo alemán, que probablemente haya tenido los mayores problemas bajo la canasta en la preparación.
Sin embargo, reducir Lituania sólo a sus centros sería un gran error. Porque tampoco hay que despreciar a los guardias, aunque aquí también surgen dudas: ¿Puede el talentoso Rokas Jokubaitis (FC Barcelona), de 21 años, reemplazar adecuadamente al gran Mantas Kalnietis? Las cualidades de Mindaugas Kuzminskas son de sobra conocidas, el alero también se distinguió como tercer goleador de la preparación, y es probable que tenga la vista puesta en la Eurocopa, sobre todo porque actualmente está buscando un nuevo club.