Después de unos buenos 18 años, Sergio Ramos regresó al Ramón Sánchez Pizjuán como jugador del Sevilla. El defensa asegura que se llevará el recibimiento «a la tumba».
Insultos, abucheos o incluso botellazos: Sergio Ramos se ha enfrentado al odio de los sevillistas en el Ramón Sánchez Pizjuán en cada una de sus apariciones desde su salida del Sevilla FC en 2005. El domingo, sin embargo, el central abandonó el estadio, situado no muy lejos de su localidad natal, Camas, sin verse afectado por primera vez en mucho tiempo.
Porque en el primer partido en casa tras su regreso al Sevilla, la afición le respondió con cariño. «Siento mucha emoción. Ha sido increíble. Tenía algunas dudas, pero me llevaré a la tumba el recibimiento en mi regreso. Ahora puedo morir feliz», declaró el veterano a «Movistar» tras el pitido final. El corredor de 37 años ha tenido que esperar un total de 6.595 días para tener esta sensación.
Lukebakio celebra el éxito de su debut
En cuanto el defensa salió de las catacumbas para calentar, quedó claro el recibimiento que le esperaba: hasta la afición visitante de Las Palmas aplaudió. Ramos ya estaba en el once inicial en su reaparición, sólo 13 días después de su fichaje oficial, y demostró su clase en particular en una acción poco después del descanso, cuando se lanzó con éxito al remate de Sory Kaba. Ramos también le debe su regreso perfecto al ex jugador del Berlín Dodi Lukebakio.
Porque este último -en su debut con el Sevilla- aseguró su primera victoria de la temporada diez minutos después de entrar como suplente con su golazo para el 1-0 final. «Es algo único que no se puede expresar con palabras, y qué mejor manera de hacerlo que con una victoria. Que sea el comienzo de una buena serie», se alegró Ramos.
El ex internacional español dedicó la victoria a «la afición y a mi gente que me apoya en los buenos y en los malos momentos, sobre todo en los malos. «