Eslovenia no sólo quiere defender su título en los Campeonatos de Europa, sino también consolidarse como un equipo de primera línea en el baloncesto mundial. Para ello, confían plenamente en las cualidades de Luka Doncic, y en un retornado de la selección nacional.
Cuando se piensa en Eslovenia y en baloncesto, inevitablemente se piensa en Doncic. El joven de 23 años ha tenido una impresionante carrera en la NBA en los últimos años y ahora es considerado un legítimo sucesor de Dirk Nowitzki en Dallas. Doncic entiende como casi nadie cómo tomar el control del juego y dirigirlo de una manera que sólo un director de orquesta magistral puede hacer. Doncic apenas tiene un punto débil, puede anotar desde casi cualquier posición, tiene un gran empuje y también puede brillar como asistente.
Hace cinco años Doncic ganó el Campeonato de Europa con Eslovenia, pero el entonces joven de 18 años no fue un factor real, especialmente en la final contra Serbia (93:85) – en aquel entonces fue Goran Dragic el que cambió las tornas para Eslovenia con una actuación sobresaliente. Posteriormente, Dragic se retiró de la selección nacional, lo que también afectó al juego esloveno. Se adaptó cada vez más a Doncic, lo que al mismo tiempo hizo a los eslovenos más previsibles. En 2019 se quedaron fuera del Mundial, aunque lo compensaron llegando a las semifinales en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Francia de nuevo
La
Eslovenia quiere demostrar que no ha sido una maravilla puntual, sino que quiere consolidarse como un factor de continuidad en el baloncesto mundial. La retirada de Dragic, de 36 años, llega justo a tiempo. El base no solo debe relevar a Doncic, sobre todo los eslovenos esperan que el tándem armonice tan bien como lo hizo en 2017.
Ya hace cinco años, los eslovenos tuvieron una ronda preliminar enormemente difícil, a la que sobrevivieron con victorias por 5-0. Por aquel entonces, se enfrentaron a Francia, Grecia, la anfitriona Finlandia, Polonia e Islandia. Y esta vez, además, les tocó un grupo duro. De nuevo tienen que enfrentarse a los franceses, que, por cierto, habían destrozado los sueños de oro de Eslovenia en una dramática semifinal (90:89) en los Juegos Olímpicos. A ellos se unirán la anfitriona Alemania, Lituania, Bosnia-Herzegovina y Hungría.
A pesar del regreso de Dragic, el juego de Eslovenia sigue girando principalmente en torno a Doncic. El entrenador Aleksander Sekulic confía completamente en sus tiradores, probablemente también porque no son tan excelentes en las posiciones «grandes». El juego esloveno es muy físico y orientado a la ruptura rápida, pero también depende de un buen porcentaje de tiro, especialmente desde fuera.
Contra Alemania, dependerá de qué director de juego pueda poner su sello en el juego -en el sorprendentemente claro 71:90 de la clasificación para el Mundial, no fue Doncic, sino Dennis Schröder, que tiene claras ventajas sobre su homólogo esloveno en términos de ritmo.