domingo, diciembre 22, 2024
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Cuando el deporte se convierte en un juego de escondite

Desde que los talibanes tomaron el poder, el deporte está prácticamente prohibido para mujeres y niñas en Afganistán. Sin embargo, algunas entrenan en secreto y tienen que temer graves consecuencias

Bahar se reúne con sus amigas bajo el calor del mediodía en Kabul. Se quita el pañuelo en un jardín privado, lejos de la mirada pública, por supuesto. Por un momento, las afganas persiguen juntas su gran pasión. Durante los entrenamientos de boxeo, se evaden de su complicada vida cotidiana bajo el régimen talibán. Pero a Bahar y compañía siempre les acompaña el miedo a ser atrapadas por los draconianos gobernantes.

«Cuando boxeamos, todo se olvida por un momento. Aunque sólo entrenemos unos minutos, hay una gran diferencia», explica la joven de 20 años a la agencia de noticias AFP. Ni siquiera su marido sabe que sigue boxeando, y con razón: desde que los talibanes tomaron el poder en 2021, la ya precaria situación de las mujeres y las niñas en Afganistán ha empeorado drásticamente, y el deporte está prácticamente prohibido para ellas.

Las autoridades talibanes, que no están reconocidas por ningún Estado, han aplicado una interpretación estricta de la ley islámica, y las mujeres son las que más sufren las restricciones. Las Naciones Unidas lo denominan «apartheid de género». Según la ley, desde noviembre de 2022 a las mujeres se les niega incluso el acceso a gimnasios y parques por no cumplir el código de vestimenta, que les exige llevar velo.

Prohibido el deporte femenino en Afganistán

Por temor a los talibanes, Sanah, de 25 años, sólo sale a pasear por las calles de Kabul a primera hora de la mañana, pero ni siquiera entonces puede moverse con libertad. «No podemos acercarnos a los puestos de control talibanes porque nos dicen: ‘¿Por qué estáis fuera de casa tan temprano? ¿Adónde vais? ¿Por qué tenéis que hacer deporte? No tenéis por qué hacerlo, así que no lo hagáis’», dice Sanah. Como todas las demás mujeres entrevistadas por AFP, no quiere revelar su verdadero nombre por miedo a represalias.

¿Alcanzar un mínimo de salud y tranquilidad practicando deporte? No es posible para las mujeres en Afganistán. «El médico me dijo que hiciera más ejercicio porque tengo el colesterol alto y el hígado graso, pero los talibanes no nos dejan hacer ejercicio, ir al gimnasio o salir a pasear», explica Latifah, una buena amiga de Sanah. En cambio, hace poco la sacaron a la fuerza de un parque.

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