El Real Madrid siguió al PSG y al Chelsea eliminando al ManCity de la CL con una espectacular remontada para llegar a la final. Esta vez, sin embargo, hubo un desarrollo para ver.
En realidad lo han vuelto a hacer. Estos royals, no fueron derrotados ni siquiera en el minuto 90 con el marcador global de 3:5, y una vez más lograron salir victoriosos de tal situación. Lo cual era de esperar, después de que el PSG y el Chelsea ya perdieran al final a pesar de la supuesta superioridad.
Contra el Manchester City, que fue claramente mejor equipo en la ida y había viajado a Madrid con una ventaja de 4:3, no se puede establecer la plantilla de las anteriores «remontadas» del Real, esas remontadas locas. Al menos no del todo.
Porque en el partido de vuelta de la semifinal, el equipo de Carlo Ancelotti había mostrado una cara diferente en varios aspectos, incluso en sentido negativo. A los 18 minutos, los campeones de España -Benzema en dos ocasiones, Vinicius Junior en una- habían carecido de su inevitable frialdad y habían desaprovechado tres buenas ocasiones de gol, lo que también demostró que los blancos salieron mejor parados del partido.
La mejora de la estructura y la intensidad en la salida de balón, así como la colocación de Toni Kroos, que esta vez volvía a ser el ocho, hicieron que los especialistas del City tuvieran más problemas con el pressing del rival y el suyo propio en el Bernabéu de lo que se le podría atribuir al Real. En general, el agarre y el dominio de los Skyblues fueron mucho menos pronunciados que en el partido de ida: la fase de presión sólo llegó después de la fuerte jugada de la delantera (Mahrez, 73), cuando el Real tuvo que abrirse atrás.
E incluso entonces, el equipo de Pep Guardiola apenas logró imponer su superioridad numérica y de juego, en su mayoría, al Madrid, porque el catalán, al parecer, volvió a plantear un partido demasiado cauto a domicilio. El hombre para el que antes los éxitos debían ganarse inevitablemente a pulso se ha convertido sin duda en un pragmático que también puede determinar el curso de un partido mediante una defensa organizada, como en las fases del choque liguero contra el Liverpool; en Madrid, sin embargo, también a expensas de su habitual fútbol de ataque.
Los elogios de Kroos a su entrenador
Al final, Guardiola se quedó al margen, no sólo sin esperanza, mientras que una zona de entrenamiento más allá sus jugadores se agruparon en torno a su homólogo Ancelotti. Tras el pitido final, el experto de DAZN Sandro Wagner y el estratega del Real, Kroos, destacaron la voluntad «sin pretensiones» del italiano de dejar que sus jugadores ayuden a decidir ciertos cambios. «Tiene en cuenta nuestras opiniones», reveló Kroos. Así, el Real aportó un «juego de los jugadores» a lo largo del tiempo, mientras que el City, en una fase en la que éstos sólo fructificaron parcialmente, ya no pudo poner un pie independiente en el suelo con las instrucciones de su entrenador.
Decidido por Ancelotti en solitario o discutido con algunos de los jugadores -al dar entrada al polivalente centrocampista Eduardo Camavinga, que ya inclinó la balanza en el partido de vuelta del Chelsea, y al doble goleador Rodrygo, que no es la primera vez que brilla principalmente como comodín-, inclinó la balanza hacia el lado real -sobre todo en una prórroga relativamente poco peligrosa-.
En vista de la repetición de estos hechos, el italiano, que bien podría basar su «entrenamiento en el juego» en el lema «menos es más», probablemente tendrá que considerar la posibilidad de sacar a los jóvenes de refresco desde el principio contra el ritmo de alta intensidad del Liverpool antes de la final contra el Liverpool. Puede preguntarle a Camavinga y a Rodrygo lo que piensan ellos mismos.