Romelu Lukaku lleva desaparecido de la convocatoria de la selección belga desde la eliminación en octavos de final de la Eurocopa. Según sus declaraciones, es probable que el parón dure aún más
Kevin De Bruyne se ausentó por lesión, otros ex jugadores clave como Eden Hazard llevan tiempo de baja y Thibaut Courtois ya no ocupa la portería de la selección tras una disputa con Domenico Tedesco: no quedaba ningún miembro de la generación dorada en la convocatoria de Bélgica para la última temporada internacional. Tampoco Romelu Lukaku, que seguramente habría sido incluido tras su buen comienzo en Nápoles (tres goles en cinco partidos de liga) de haber estado disponible.
En el podcast Friends of Sports, el jugador de 31 años desveló el motivo de su ausencia: «Es sobre todo mental, porque el fuego no está ardiendo en este momento. Siempre he jugado con fuego en la selección. Siempre», declaró el atacante. No es el final de su carrera en la selección, pero actualmente le falta el gol con los Diablos Rojos. «Rápidamente tienes otra oportunidad con tu club, pero el próximo objetivo con los Diablos es el Mundial dentro de dos años y eso todavía parece muy lejano», explica Lukaku.
Uno de los desencadenantes de sus problemas mentales se remonta a hace unos dos años. En el último partido de la ronda preliminar del Mundial, contra Croacia, celebró su reaparición tras la reanudación y se suponía que iba a marcar el ansiado gol para avanzar. Sin embargo, a pesar de las numerosas oportunidades -incluso en el último minuto, cuando no logró meter el balón en la red con el pecho desde unos metros-, no fue un héroe celebrado, sino trágico.
Al final, los belgas quedaron eliminados tras empatar a cero contra los croatas. «Era la primera vez en 29 años que el fútbol me golpeaba así. Me golpeó de verdad. Me fui de vacaciones y lloré todos los días durante una semana», explicó el delantero.
Henry como apoyo importante
Una gran ayuda durante este tiempo fue el entonces co-entrenador Thierry Henry. El francés llamaba a Lukaku tres veces al día para interesarse por su estado de ánimo. Lo estrecha que era su relación quedó claro poco después del pitido final de aquel partido. Henry había consolado a su protegido llorando con un abrazo
Lukaku, en un principio, quería poner fin al capítulo de la selección tras el empate. Sin embargo, una conversación con Tedesco cambió sus planes: «En mi primera conversación con Tedesco y Vercauteren, quise decir que dejaba la selección. En el momento en que estaba a punto de decirlo, me dijo que me necesitaba de verdad», revela Lukaku.
Lukaku se aclara al mirar a la generación actual
Sin embargo, la petición de Tedesco sólo sirvió temporalmente. La Eurocopa ha inclinado la balanza. Con la marcha de los últimos jugadores de la generación dorada, la identidad de los Diablos Rojos de los últimos años también está desapareciendo, al menos desde el punto de vista de Lukaku. «Los jugadores que quedan ahora quieren ayudar a los demás a encontrar su propia identidad. Pero, ¿cómo se supone que va a suceder eso?», dice el atacante.
Y añade: «Si no sientes esa presión y no eres el tipo de jugador que se pone a sí mismo bajo presión, entonces es muy difícil. Y ése -creo- es el problema al que nos enfrentamos». Para los belgas, todavía ambiciosos, la tristeza actual (sólo cuatro victorias en doce partidos este año) podría convertirse en una situación permanente.
